Corpo de tango

Como con bronca y junando
de rabo de ojo a un costado,
sus pasos ha encaminado
derecho pa'l arrabal.

Lo lleva el presentimiento
de que en aquel potrerito
no existe ya el bulincito
que fue su único ideal.

Recordaba aquellas horas de garufa
cuando minga de laburo se pasaba,
meta punga, al codillo escolaseaba
y en los burros se ligaba un metejon.

Cuando no era tan junao por los tiras
la lanceaba sin temer el manyamiento,
una mina le solfeaba todo el vento
y jugo con su pasión.

Era un mosaico diquero
que yugaba de quemera,
hija de una curandera,
mechera de profesion.

Pero vivia engrupida
de un cafiolo vidalita y
y le pasaba la guita
que le chacaba al matón.

Frente a frente dando muestra de coraje
los dos guapos se trenzaron en el bajo,
y el ciruja, que era listo para el tajo,
al cafiolo le cobro caro su amor.

Hoy ya libre 'e la gayola y sin la mina
campaneando un cacho 'e sol en la vedera,
piensa un rato en el amor de la quemera
y solloza en su dolor.



El ciruja

Letra de Alfredo Marino (1904-1973)
Musica de Ernesto de la Cruz

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