Petöfi

Hasta Kisköros mismo chegaban os carreiriños de herba verde.
Hasta Kisköros mismo, os cómaros verdes das veigas de Hungría.
Hasta o mismo Kisköros, os verdes das veigas de rosas amarelas.
Hasta Kisköros, con cancións ledas do Danubio.

Era un tempo de longas espadas brillantes,
en que os poetas morrían cunha rosa no peito
e un poema que nunca se puido rematar.

Corazós como craras bandeiras
alcendían o vento pasmado.
E a voz sempre se finaba nunha rosa aberta de sangre.

Viudas de vivos tráxicos
mataban ó mencer tristes lámparas desveladas.
Eran pequenalas noites de longas chuchas salgadas e amargues,
nas que se paraba o negro da ruleta dos conspiradores.

Ai, Petöfi, Petöfi, doce poeta dos menceres como espadas!
Ai, Petöfi, Petöfi, doce poeta dos adioses de sempre!
Cómo revoábanas capas dos cosacos en Segosvar!



Petöfi

Hasta Kisköros mismo llegaban las trochas de hierba verde.
Hasta Kisköros mismo, los setos verdes de las tierras de Hungría.
Hasta el mismo Kisköros, los verdes de las heredades de rosas amarillas.
Hasta Kisköros, con canciones alegres del Danubio.

Era un tiempo de largas espadas brillantes,
en que los poetas morían con una rosa en el pecho
y un poema al que nunca se pudo poner fin.

Corazones como claras banderas
encendían el viento embelesado.
Y la voz siempre se acababa en una rosa bierta de sangre.

Viudas de vivos trágicos
mataban al amanecer tristes lámparas desveladas.
Eran pequeñas las noches de largos beseos salados y amargos
en las que se paraba el negro de la ruleta de los consporadores.

¡Ay, Petöfi, Petöfi, dulce poeta de los amaneceres como espadas!
¡Ay, Petöfi, Petöfi, dulce poeta de los adioses para siempre!
¡Cómo se desplegaban las capas de los cosacos en Sagosvar!




Aquilino Iglesias Albariño

Pinturas de Mihály Zichy

Comentarios

Publicacións populares