O PESO AZUL DA SOMBRA

  

 Aeroporto

Toda viaxe é corpo e ten algo de esperanza,
de resplandor secreto.
No oficio de vivir, coas súas vellas rutinas,
aínda nace nos días
a flor transparente da sorpresa
e todo horizonte borra a dor.
Deixamos atrás o peso azul da sombra
e as voces repetidas que se esvaen no baleiro,
as teimosas consignas que o tempo e o costume
condenaron a ser confuso rito,
patético destino.

Toda viaxe, ao cabo, é fuxir de nós mesmos,
saír do labirinto desviado da sorte,
sentir a chama limpa do futuro na fronte.
Por iso agora, minutos antes de partir,
sentimos como treme no sangue
unha raíz estraña,
talvez o eco dunha antiga ledicia,
a exhalación punxente dos praceres perdidos,
acaso aquel amor que nunca foi.
Os fíos da memoria átanse agora súbitos
e hai imaxes que doen,
xestos que aínda regresan,
corpos grises na néboa,
accidentes da vida,
restos dunha paixón.

¿Por que agora o recordo planifica o seu golpe
de impensada acedume e quebrado perfil?

Toda viaxe é un signo que se acende no vento
e xa estamos dispostos, xa non hai volta atrás,
xa nos están chamando pola megafonía,
e outra vida se anuncia, outro alento, outra voz,
e levamos acesa unha estrela no corpo,
a vibración dos días como un segredo, un triunfo;
a duración que espera para ser no porvir,
e a palabra aínda dentro como lúcida brasa
que invade o pensamento cando a nave partiu,
e xa lonxe, na altura, na cegadora luz,
no ar que suspende o mundo:
a purificación.


Aeropuerto

Todo viaje es cuerpo y tiene algo de esperanza,
de resplandor secreto.
En el oficio de vivir, con sus viejas rutinas,
aún nace en los días
la flor transparente de la sorpresa
y todo horizonte borra el dolor.
Dejamos atrás el peso azul de la sombra
y las voces repetidas que se dilúen en el vacío,
las insistentes consignas que el tiempo y la costumbre
condenaron a ser confuso rito,
patético destino.

Todo viaje es un huir de nosotros mismos,
salir del laberinto desviado de la suerte,
sentir la llama limpia del futuro en la frente.
Por eso ahora, minutos antes de partir,
sentimos cómo vibra en la sangre
una raiz extraña,
quizás el eco de una antigua alegría,
la exhalación punzante de los placeres perdidos,
acaso aquel amor que nunca hubo.
Los hilos de la memoria se atenazan ahora
y hay imágenes que duelen,
gestos que de nuevo regresan,
cuerpo gris en la niebla,
accidentes de la vida,
restos de una pasión.

¿Por qué ahora el recuerdo planifica su golpe
de impensada acidez y quebrado perfil?

Todo viaje es un signo que se enciende en el viento
y ya estamos dispuestos, ya no hay vuelta atrás,
ya nos están llamando por la megafonía,
y otra vida se anuncia, otro aliento, otra voz,
y llevamos encendida en el cuerpo una estrella,
la vibración de los días como un secreto, un triunfo;
la duración que espera para ser en el porvenir,
y la palabra dentro como lúcida brasa
que invade el pensamiento cuando la nave partió,
y a lo lejos, en la altura, en la cegadora luz,
en el aire que suspende el mundo:
la purificación.


Dicionario do estremecemento
Miguel Anxo Fernán-Vello
Pinturas de © Oscar Piovosi

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