Back pages
Blonde on Blonde
...
...

Mobile (localidad de Alabama, situada en el Golfo de México, en la desembocadura del río del mismo nombre), es el motivo que subtitula la siguiente canción de Dylan, y cuyo título probablemente convendría leer al revés. Puesto que completo parece un traje al que, en tiempos de carencias, se le hubiese dado la vuelta. Y dice esta entrega con su punto de delirio, dylaniana:

   Memphis Blue Again
   (Stuck Inside of Mobile with the)

Se trata de un texto deliberadamente cómico, con su aquel de grotesco (cuando no de estrafalario) y que tal vez convendría leer en esa clave chaplinesca que Bob Dylan suele prodigar. Repleto de imágenes que, siguiendo a uno de los más intuitivos estudiosos estudiosos dylanianos ayudan a establecer una imagen de ingenuidad chaplinesca para el narrador (Gray, 223)*. Así, por ejemplo, y la canción de puro astracanada -astracanada larga, y valga esta palabra hoy bastante en desuso pero muy expresiva para una situación de comicidad rayana en lo estrafalario- es pródiga en momentos delirantes, como escapados de esa lírica popular deudora de un surrealismo <avant la lettre>.

Así en esa canción escocesa que dice, citada por mí de memoria:

   Oh, you cannae shove your granny off a bus

   (Oh, no puedes arrojar a tu abuelita de un autobús)

O la gallega que enuncia, tal como la conservo en mi desván sentimental:
   
   Polo mar abaixo vai unha troita de pé
   Quen a poidera coller, que a poidera pillar.

   (Por el mar abajo va una trucha de pie
   (Quién la pudiese coger, quién la pudiese pillar)

Desde el mismo modo hilarante (y absurdo) Bob Dylan asegura en la canción de referencia:

   Granpa died last week
   And now he's buried in the rocks
   But everybody still talks about
   How badly they were shocked (Dylan, 1994, 340)

   (El abuelo murió la semana pasada /Y ahora está enterrado en
   las rocas/ Pero todos hablan todavía /De cuánto les impresionó)



Un humor grotesco, sí, pero que admite un cierto nivel de sofistificación poética cuando, como en los siguientes versos, la poesía (la letra de canción en este caso elevada sin duda al rango de poema) alcanza maneras de espejo, de armazón especular en el que la mismísima luna adopta características de cristal proyectándose en una laguna donde hay una muchacha llamada Ruthie valsando. Y así:

   When Ruthie say come see her
   In her honky-tonk lagoon
   Where I can watch her waltz for free
   'Neath her Panamanian moon (Dylan. 1994, 340)

   (Cuando Ruth dice que vayamos a verla/a su lago cantina musical/
   Donde baila el vals gratis/Bajo su luna Panameña)


Todo lo cual presenta un aire de familiaridad con otro minesotiano célebre, si bien mucho más bebedor, y no es que parezca que Bob Dylan tampoco lo haya hecho mal en este aspecto, claro que sin la afición al lujo que el autor de Tender is the night manifestaba, y -sobre todo- sin la compañía de una Zelda tan autodestructiva y <destroyer> como la esposa de Francis Scott Fitzgerald, que es -naturalmente- a quien nos estamos refiriendo. Y para cargar aun más la semejanza (o hacer su caricatura, palabra que viene, como es sabido, del italiano <caricare>, cargar, precisamente. Bob Dylan señala que, en esta estrofa de <debutantes>, nada es lo que parece o, dicho de otra manera, una cosa es necesitar, y otra bien distinta saber en realidad lo que desea. De manera que, añadiendo más madera al desconcierto o perplejidad de una canción que se presenta bien confusa:

   And I say, <Oh, come on, now>,
   You must I know about my debutante.>
   And she says, <Your debutante just knows what you need
   But I know what you want> (Dylan, 1994, 341)

   (Y yo digo, <Venga vamos>, /No sabes nada de mi debutante/Y ella
   dice, <Tu debutante sabe lo que necesitas/Pero yo sé lo que tú deseas>)



Y a propósito de confusiones pocos autores como Bob Dylan más dados a las llamadas enumeraciones caóticas, en las que viene resultando maestro consumado, no solamente en situaciones absurdas, que van enlazando las unas con las otras sin solución de continuidad, sino también con las retahílas onomásticas de las que ya hemos dado ejemplos varios. Y que en el caso de la canción a la que me vengo refiriendo encuentra epítome en el conocido como <Bardo de Stratford> acompañado para el caso de una enigmática muchacha francesa que asegura conocer bien a Bob Dylan, suponiendo (lo que no deja de ser una presunción) que sea él quien protagoniza la canción. De modo que:

   Well, Shakespeare, he's in the alley
   With his pointed shoes and his bells,
   Speaking to some French girl,
   Who says she knows me well (Dylan, 1994, 341)

   (Bien, Shakespeare está en el callejón/Con sus zapatos puntiagudos y sin
   campanillas/Hablando con alguna chica francesa/Que dice conocerme bien)

El caso es que semejante cuadro, tan abigarrado, tan lleno de personas y aun perfiles, tan bienhumoradamente lírico se ve roto una y otra vez, de manera bien brusca, cuando irrumpe la muy testaruda coda preguntándose si esto no será realmente el acabóse a la altura de Mobile, cuando es el <blues> de Memphis el que descarga todas sus argucias de araña (si venenosa eso ya no lo sabemos) para prender en esa tela todo cuanto en esta canción desprende el cantautor de Duluth, Y es que:

   Oh, mama, can be really the end
   To be stuck inside of Mobile with the Memphis blues again) Dylan, 1994, 341)

   (Oh, mamá, ¿puede ser el final/estar atrapado en Mobile con el blues de            Memphis otra vez?)



...
...

El mundo poético de Bob Dylan
El porqué de un Premio Nobel de Literatura

© Ensayo Pigmalión
Grupo Sial Pigmalión SL
Madrid, 2017


Vicente Araguas



Fotografías Blonde on Blonde: ©Jerry Schatzberg





Nota: Este eido chamado Back pages ten razón de ser nos moitos escritos por galegos en outros idiomas elaborados por nativos da nosa terra, que habelos hailos, e, como dice o tango, hay pa todos e tupido. Calquera que considere que se toca a sua ley de propiedade intelectual que o comunique, e retirarase o material sinalado polos seus propietarios.

Comentarios

Publicacións populares